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martes, 10 de diciembre de 2013

LOS PUENTES DE MADISON. GRANDE LÓPEZ ANA

Los Puentes de Madison
The Bridges of Madison County
1995
“Este tipo de certezas sólo se presentan una vez en la vida” Robert Kincaid

El argumento de esta película está basado en la novela homónima escrita por Robert James Waller. Es un ejemplo de drama romántico dirigido a un público maduro que cuenta a partir de la técnica del flashback, la experiencia sentimental de Francesca, por medio de sus diarios y cartas.
La película puede considerarse como un punto y aparte en la filmografía de Clint Eastwood, al tratarse de un melodrama romántico, que narra la historia de amor que vive Francesca (Meryl Streep), ama de casa en una granja del condado de Madison, con Robert Kincaid (Clint Eastwood), fotógrafo del National Geographic que acude a dicho lugar para realizar un reportaje sobre los puentes allí construidos. Dicha historia sale a la luz, tras conocer los hijos de Francesca el sorprendente testamento de su madre.
El hecho de que el filme sea romántico, no es lo único novedoso en el cine de Clin Eastwood. También llama la atención, que sea un personaje femenino el que guíe el relato. El largometraje, es una crítica a la angustia de ser rechazados por la sociedad al seguir nuestros deseos, sueños, e impulsos, lo que acaba sumiendo nuestra persona en un estado de aparente infelicidad. Por este motivo es asombroso el trabajo de Eastwood, puesto que logra que la actitud y las decisiones de Francesca, no caigan en un juicio moral a ojos del espectador. Lo que se plantea es una historia de amor, en su máxima expresión, prohibido e indeleble del corazón de una mujer, el cual es comunicado con tal estremecedor sentimiento, que se convierte en una vivencia no experimentada. El director a base de detalles, recalca el carácter atemporal del amor siendo interrumpido con las referencias al presente, de la mano de los hijos de Francesca.
Hay un aspecto interesante en la película, y es el cómo Eastwood introduce una crítica a los prejuicios, en relación con el convencionalismo comentado en el párrafo anterior. Al contar la historia Francesca, sólo podemos conocer aquellos momentos que ella presencia. Sin embargo, hay una escena que sólo protagoniza Eastwood, pero que con la llamada telefónica que realiza a Francesca, hace posible que nos sea revelada. Esta escena es la que muestra el menoscabo que sufre una mujer, por sus convecinos, al serle infiel a su marido.
Es al final de la película cuando un conjunto de fuertes emociones invade el sentimiento del espectador. La decisión de que el amor entre los personajes acaba, es tomada por Francesca y respetada por Robert. Hasta ese momento mantienen cierto grado de serenidad, tanto los personajes como el público que está viendo la película. Pero esa aparente tranquilidad, se rompe con probablemente la escena más difícil del filme. Una escena bajo la lluvia que muestra a un Eastwood expectante y a una Meryl Streep confusa, estado que transmite al espectador, haciendo que éste sienta lo mismo que ella. Los detalles marcan la esencia de ese momento. Robert, ya dentro del coche, cuelga del retrovisor el colgante de la cruz que Francesca le había regalado días antes, y espera el semáforo incluso cuando éste cambia a verde, secuencia que se dilata en el tiempo (influencia de Sergio Leone). Francesca observa la situación desde su camioneta, conducida por su marido, que está detrás de la de Robert. Tanto en la expresión de la cara de Francesca, como en la música, como en el detalle del plano de su mano agarrada a la manilla de la puerta, con intención de abrir la misma e irse con él, se concentra su deseo de escapar. Sin embargo, para desconsuelo de todos, no se atreve a dar ese paso. Quizá piense que todo fue especial, porque desde un principio ambos sabían la limitación temporal que esa experiencia tenía.
Un halo de esperanza nos llega al final de la película, remitiendo a la voluntad de Francesca de ser incinerada. Eastwood nos libera de esa decisión no deseada, con el esparcimiento de las cenizas de Francesca en el puente Roseman, pues como dice la protagonista en una de sus cartas: Entregué mi vida a mi familia, ahora quiero entregar a Robert lo que queda de mí.”

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