Mystic
River
2003
“Me
pregunto en qué momento se pierde la inocencia” Marcia Gay Harden
Sobrecogedor largometraje basado en el
bestseller del novelista Dennis Lehane que fue adaptado al cine por el
guionista Brian Helgeland.
Como acostumbran los relatos de
Lehane, esta historia nos sitúa en un barrio marginal de la ciudad de Boston
(Massachusetts) donde ocurre un trágico suceso que marca las vidas de tres
amigos para siempre, distanciando la relación entre los mismos.
La
novela negra, y su plasmación cinematográfica, es cuanto menos real y
verosímil. El trabajo de Clint Eastwood en este filme es espectacular, pues
se sale de la trama meramente policiaca para adentrarse en la vida y los
sentimientos de cada personaje (marcados todos por la violencia y sus
consecuencias), interiorizando de manera abrumadora en lo más oscuro de cada uno. Esto le permite criticar sin
prejuicios el aspecto miserable del ser humano, sus fantasmas reales e
imaginarios que lo atormentan hasta impedirle escapar de su destino, capaz de
marcar su existencia; al mismo tiempo que deja poco espacio para la esperanza.
Así, Eastwood trata temas como: la culpa (sentimiento inevitable en Jimmy y Sean,
por haber sido Dave quien subió al coche, momento al que se alude en la escena en
la que éste se monta en el coche con los matones de Jimmy, y al final de la
película cuando Jimmy y Sean recuerdan aquel fatídico día del cual no pueden
salir emocionalmente), el perdón, la justicia (alejada de la ley que aplica
Sean como detective de homicidios en el Estado de Massachusetts, con Dave como
asesino de pedófilos y Jimmy como cerebro criminal, que se retira de tal mundo tras
ser excarcelado y dedicarse a su familia, en especial a su hija Katie). Además
en la película se denuncia un tema que obsesiona al director: el de la infancia
desprotegida, con detalles como los de al comienzo de la película, cuando se
llevan a Dave sin que éste terminara de escribir su nombre en el cemento,
símbolo de una infancia interrumpida por dos monstruos a ojo de un inocente niño,
y el hecho de que uno de ellos llevara un anillo con un Cristo, cuestionando la
protección de los hombres de Dios a los niños.
Los tres personajes principales
quedan afectados por el suceso de su pasado, que determina sus vidas como
adultos. Individualmente estos personajes complejos y muy bien definidos,
tienen sus propios demonios personales contra los que luchan, aportando esto
más vida al relato. El personaje de Dave (Tim Robbins) queda traumatizado tras
vivir su dolorosa experiencia de niño, la cual intenta superar interiorizando.
En este punto nos encontramos con la lección de que en la vida debes asimilar
tus miedos y tus problemas, resolviéndolos con la comunicación, afianzando la
confianza en uno mismo para así no agravar los problemas y convertirlos en
extraordinarios. Junto a Dave está su esposa Celeste (Marcia Gay Harden), un claro ejemplo de debilidad, de miedo, una
mujer que no confía en su marido, actitud que le llevará a la desolación.
En el lado opuesto vemos a Jimmy
(Sean Penn), personaje que encarna la idea de un “depredador”. Es un hombre con
una actitud fuerte y firme. Ingresó en prisión dejando a una esposa enferma y a
una hija, por y para la cual vivió tras salir de la cárcel, hasta que ésta fue
asesinada, pereciendo con ella parte de su vida. A su lado, su segunda esposa,
Annabeth (Laura Linney), con una actitud totalmente opuesta a la de su prima Celeste,
es una mujer segura, leal y protectora, que sorprende con el mensaje alentador
que transmite a su marido, sobre lo que significa ser un hombre de verdad. Cabe mencionar también al personaje de Katie,
la hija asesinada de Jimmy, y sus ambiciones y deseos de salir de ese barrio
marginal que limitaba sus sueños.
En tercer lugar la figura de Sean
(Kevin Bacon), que como ya he dicho anteriormente es detective de homicidios,
un empleo que ha deshumanizado su persona y le ha separado de su mujer con quien
mantiene infructuosas llamadas telefónicas. A su lado, el detective Whitey
Powers (Laurence Fishburne) es quien aporta objetividad a la hora de investigar
el caso del asesinato de Katie, que tras veinticinco años ha reunido a los tres
amigos de la infancia, ahora meros conocidos.
Analizando los personajes, se
observa la relevancia de las aportaciones femeninas a la trama.
La película fue galardonada con dos
premios Óscar a mejor actor, Sean Penn, y mejor actor de reparto, Tim Robbins.
Aunque el papel que desempeñan ambos actores es verdaderamente bueno a lo largo
de la película, cabe mencionar dos escenas en las que sus actuaciones alcanzan
su máximo esplendor. La reacción de Jimmy al descubrirse el cuerpo sin vida de
su hija y cómo entre gritos de desesperación es retenido por un grupo de policías,
culminando la escena con un plano cenital, que puede significar la mirada de Dios.
Por su parte, la destacable escena de
Tim Robbins se produce cuando en una habitación oscura de su casa, le habla a
su asustada mujer de sus sentimientos y los miedos y demonios que se apoderaron
de él y le han convertido en un monstruo. Argumento que se dramatiza con la
centrada iluminación en los ojos de Dave.
Para concluir con el análisis, es
interesante citar una frase de Jimmy: “Aquí enterramos nuestros pecados y lavamos
nuestras conciencias “. Se refiere por supuesto al Mystic River, donde
arroja a la víctima que cree culpable del asesinato de su hija.
Esta obra maestra no
sólo mantiene al espectador intrigado por los misterios que esconde sino que
también, crea en él cierto vacío que hace que reflexione sobre el papel que
ejerce en su vida, sus límites, sus miedos y la actitud con la que debe
afrontar las situaciones.
Personalmente, me
quedo con la escena en la que Katie y sus amigas están bailando en la barra del
bar en el que Dave se está tomando una cerveza, y cómo éste las observa en
silencio, ajeno al bullicio de la fiesta, como pensando: “yo me he perdido
eso”.
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